domingo, 14 de septiembre de 2014

La noticia...

Como madre siempre se sospecha de cualquier cosa extraña que sucede durante el periodo de embarazo, siempre pensamos en las mil y una enfermedad que puede traer  nuestro pequeño angelito, pero realmente nunca estamos preparadas para enfrentar lo que eso implicaría; nada ni nadie nos puede preparar para este tipo de noticias, por más sencilla que sea la condición, simplemente uno cree: " Eso no nos va a pasar."
Durante todo el tiempo de gestación de mi tercer hijo, aparte de los famosos "achaques", no hubo nada en particular que me hiciera sospechar de algo extraño, las personas a mi alrededor decían que ningún embarazo es igual a otro  y que por lo tanto que me sintiera mal durante los nueve meses no era cosa de otro mundo, yo misma llegue a pensar que seguramente con el pasar del tiempo me había vuelto más débil. Los ultrasonidos tampoco fueron de gran ayuda aunque habíamos hecho el esfuerzo de pagar uno en 4ta dimensión y varios ultrasonidos normales, no decían mayor cosa que el sexo del niño y su sano crecimiento; en ese ultrasonido (4D) que particularmente nos llamaba la atención porque teníamos la curiosidad de conocer sus rasgos físicos, no fue satisfactorio ya que el tenía su carita pegada al útero y mamaba dedo, el doctor trato por largo rato sin éxito de mostrarnos su cara; ahora pienso que Dios tuvo algo que ver en eso, porque de lo contrario el doctor probablemente habría creído que sufría paladar hendido, una preocupación innecesaria que igual luego se contemplaría.

La hora del parto llego, pensé que no sería diferente de mi segundo hijo que también había nacido por medio del parto natural, rompí fuente de medio lado así que el liquido salía de a poquitos. Me internaron a la 1:45 p.m. del 20 de noviembre del 2012, con dolores normales, según las enfermeras no iba a nacer pronto, por lo que me acomodaron en un salón de cesáreas para mi larga estadía, a la media noche tuve que rogar por atención, por segunda vez y no de muy buena gana me llevaron a sala de parto, donde me ignoraron por unos 15 minutos más, hasta que un enfermero me vio con cara de dolor y se apiado de mi, que estaba de pie porque la única banca disponible estaba ya ocupada por un padre y una abuela que sostenían a una bebita recién nacida, mientras su madre se recuperaba de una cesárea. Me llevo a monitorearme , me puso los aparatos y me hizo el tacto, para ese momento era de 7 cm, salió y me dejo ahí, en ese instante llegaron las ganas de pujar, uno no puede evitar pujar a cierto punto, a como pude llame a la enfermera que llamo a la obstetra y esta me puso a pujar a ver "si es valiente", vino el dolor pero puje cuando ya se me había pasado por pedir que llamaran a mi esposo, lo que no hicieron. Entonces dijo que yo no sabía ni pujar y salió del cuarto, pero en ese preciso instante vino otro dolor y puje con todas mis fuerzas, haciendo que se asomara la coronita de mi hijo, la enfermera que aun estaba por ahí me vio y me pedía que no pujara más, para que yo fuera caminando a el cuarto donde esta el caballo, porque si no les iba a contaminar el cuarto de monitoreo, pero ya no era algo que estuviera dentro de mis posibilidades. Yo me dedique a pujar. Creo que la próxima vez que me sienta como me sentía es porque me estaré muriendo, no hay palabras para explicar esa sensación. Di un pujón mas con las ultimas fuerzas que tenía y nació Nicolás, en ese momento mi esposo entro al cuarto y la obstetra decía: uhhh este chiquito tiene paladar hendido.... silencio total.

 
 
 Mi esposo me beso y se lo llevo junto con la enfermera, para no volver hasta que ya lo había revisado bien, pesado, medido y mudado; volvió solo para decirme que todo estaba bien, que no tenía paladar hendido, solo una boca prominente. alivio para nosotros.

 
 Como es normal en nuestro  sistema de salud el trato dejó mucho que desear, si embargo salieron con la tarea y me sacaron de aquel cuartillo lleno de aparatos y luces, muy cansada, pero feliz de tener al machito ya entre nosotros.
  Los siguientes días en el hospital fueron como una montaña rusa de emociones, yo notaba que el tenía algo diferente, pero nadie me prestaba atención, lo suficiente como para notarlo, una enfermera me dijo que era cosa mía, le respondí que no era paranoia de madre primeriza porque era mi tercer hijo, entonces cambio su argumento por: todos los niños no son iguales. Se puso amarillo y para el momento de irnos a casa  solo yo lo pude hacer, para mi tristeza y por primera vez mi hijo se quedaría en neonatos.
    Ahí fue otra historia, las enfermeras más cálidas y el trato más amable, conocí gente muy buena y agradable, no duro mucho ahí, un día completo. Lo revisaron varios pediatras y lo único que me decían era que parecía tener el tipo de sangre diferente al mío y que eso provocaba su color amarillo.
    Llegamos a casa y el dormía mas de lo normal y esa sensación de que algo no estaba bien no se me salía del pecho, a la semana exacta pagamos consulta privada y ahí sin lugar a dudas el doctor nos comento de la PTOSIS PALPEBRAL BILATERAL CONGENITA, también anduvo rondando la idea de albinismo, pero la ptosis era indiscutible. Otra vez el seguro nos falla al darnos cita para que lo viera el oculista hasta noviembre del 2014, 2 años después, increíble. Otra vez pagamos consulta privada para obtener una cita referida al Hospital Nacional de Niños. Lo ven en el HNN un oculoplasta, una oftalmóloga y una especialista en baja visión. Ese lugar es un mundo totalmente diferente, especial, todos los hospitales deberían ser como ese, en especial cuando de niños se trata.
    Mi idea al escribir nuestra historia, es poder ayudar a otros padres con niños en igual condición, porque yo intente buscar grupos u organizaciones que me guiaran y no encontré en mi idioma o en mi país, por lo que hace tiempo tenía esa idea dándome vueltas en la cabeza. En otra entrada quisiera contarles el proceso de Nicolás en estimulación temprana y en su entorno diario. Para muchas personas la ptosis no es nada, pero para mi como madre lo es todo, porque cambio mi estilo de vida como mamá. Saludos y nos leemos pronto.